domingo, 11 de mayo de 2014

7. Y de repente... LUNA LLENA

¡Un mes sin trabajar! Diooosssss un messsss

Estaba en mi casa haciendo el "Spiderman", hasta que una mañana mi teléfono sonó:

- Buenos días, ¿la Señorita Rodríguez? Tenemos un contrato para esta noche y la siguiente, sí. Urgencias. No se olvide de firmar entrada y salida si quiere cobrar.

Colgué con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Me encanta Urgencias! Se acercaba un festivo en mi comunidad con que supuse que habría permisos en la unidad, así que ¡manos a la obra! Llené el bolso con todos mis cachivaches para estar preparada para todo en el turno, como una espartana. Cerré la mochila y a eso de las 21:30 estaba ahí yo, toda motivación.

No podría decir lo mismo de la enfermera que me dio el cambio. Tenía cara de pocos amigos y aspecto de muchas ganas de terminar.

- ¡Hola, soy Violeta! tu cambio :D

La enfermera me mira, medio me devuelve la sonrisa con cara de "contenta por venir a este caos... será pringada".

                                             (me encanta The Offsprings antes de entrar a urgencias, energía a topeee)


Así que mi amiga cara de perro me da un cambio bastante interesante... diez pacientes, cuatro, psiquiátricos. PSIQUIÁTRICOS. Con todas las letras. No pienses que tengo prejuicios ni mucho menos hacia un paciente de este tipo; de hecho, siempre he defendido que las enfermedades psiquiátricas son como otra cualquiera, sólo que en vez de que el problema sea en un riñon, en el páncreas o en el corazón, por ponerte un ejemplo, es en la cabeza. Y se merecen que se les entienda y apoye más por parte de la sociedad. Pero volviendo a mi turno... hablamos de pacientes descompensados, algunos sujetos, agresivos... en fin.

Comienzo con la ronda para ver la carita a mis pacientes.
-NIÑAAAAA, NIÑAAAAAAA que tienes fuego en la cabeza!!!! gritó un paciente justo detrás de mí. Del susto, casi se me cae lo que llevaba en las manos. Intento recomponerme y dirigirme al paciente 1, para presentarme y ver un poco su situación.
- OOooohh sí, guapa, ooohhh síi, mira que eres guapa. Dame un besito venga, que yo soy tu lobo nena, y esta noche te aullo a la luna. AAAAUUUUUUUU AAAAAUUUUUUUUUUUu (todo esto con los ojos abiertos de par en par y la lengua completamente por fuera).

(Nota mental: ver qué tiene este hombre para la agitación en su historia)

Sigo repasando pacientes y doy con mi siguiente psiquiátrica, una chica joven que vino en ambulancia. Estaba muy tranquila, hasta que me acerco, le tocó el brazo y se pone de pie ¡mierda, qué alta es! Estaba completamente desnuda, e intentó salir corriendo por el pasillo hacia afuera (con Urgencias completamente repleto de gente).

- NIÑAAA NIÑAAA que yo me quiero ir, que tengo que llegar a la Plaza de fuera porque yo soy La Virgen... yo soy la Virgen que viene a curar todos los males!!! La redención está ahí (y a continuación recita algo que digo yo será latín).

Yo intenté sujetarle por el brazo y hablar con ella... mientras me arrastraba por el pasillo hasta la salida... De un golpe me tiró al suelo (ella era mucho más grande que yo y estaba completamente descontrolada) y vinieron unos compañeros a nuestro rescate. Entre cuatro personas intentamos sujetarle para que no se escapara, con los correspondientes arañazos y golpes. Hasta que alguien vino con una bonita intramuscular... ¡Mano de Santo! Pudimos acomodarle en "el cuatro de contención", donde  gritó y patealeó el resto de la noche.
Mi cuarto paciente psiquiátrico estaba deliciosamente tranquilo, sujeto, pero tranquilo: por la tarde sacó un mechero de no se sabe dónde e intentó quemar las sujeciones. Por lo visto era amigo de quemar cosas :s

Se me presentaba una noche bastante suculenta, sí, uno cuantos intentos de suicidios con mecanismos varios (entre pastillas, armas blancas etc), otro que vino acompañado de la policía porque le encontraron desnudo corriendo por un parque...

Cada vez más pacientes con requerimientos muy especiales que se sumaban a los anteriores. Pacientes que gritaban y gritaban sin parar, y que a pesar de las medicaciones, no había manera de relajarlos, con lo cual, los pacientes "no psiquiátricos" que estaban en el pasillo (gracias recortes), les gritaban para que se callasen, porque lógicamente, no podían más.

-¿Pero qué es lo que pasa hoy que no paran de venir pacientes mal de la azotea? Comentaban dos compañeras. -¿no te has dado cuenta? Hoy hay luna llena.

En fin, yo que adoro mis noches, de silencio, tranquilidad y sosiego, tengo que decir que deseé que esa noche infernal terminara. 10 horas en total de escuchar gritos, cuando no de unos, de otros, de más pacientes, de más trabajo, de personas que amenazan con reclamaciones... a las 8h de la mañana, miras a la siguiente que te coge el cambio y piensas... Viene sonriendo, ¿será pringada? ;p

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