Tengo que decir en este punto que nunca he dormido muy bien. A pesar de sentirme al día siguiente descansada siempre doy muchas vueltas, y aprovecho, mientras mi cuerpo descansa, a repasar lo que he hecho en el día o lo que tengo pendiente de hacer. Cuando Morfeo me visita debe ser que lo hace de mala gana, porque si me hablas o me tocas yo respondo; es decir, duermo muy ligero hasta las tantas. Supongo que por eso odio madrugar, porque las mejores horas del sueño para mí son entre las 4h y las 8h. Sí, como lo lees. A veces cuando se lo cuento a la gente me miran y se callan, como pensando para sus adentros "menuda vaga". Pero nada que ver, le meto mano a todo lo que se me ponga por delante, solo que tengo un ritmo diferente de los demás. Al final va a ser que tengo media genética de búho por ahí.
Así que cuando estoy en el hospital no me cuesta mucho aguantar la noche, aunque son unas horillas más que el resto de turnos, te organizas como crees mejor y haces las cosas con algo más de calma, que a mi modo de ver, es como mejor salen. Realmente envidio a los pacientes cuando entras a hacer la ronda sigilosamente (en la carrera tenemos una asignatura optativa denominada "deslízate como un ninja- nivel I") y los ves, tan acurrucaditos, tan calentitos y tan dormidos, aaayy, afortunados. A veces da pena moverles para ponerles la medicación.
También es verdad que por la noche pasan todas las cosas "divertidas" como de repente ese señor que se desorienta y se arranca el pañal haciendo un festín de lluvia dorada por toda la cama, o la doñita que se desvela llamando por su madre. Pero bueno, eso creo que lo encajaré en otra entrada de desorientaciones varias, aunque de eso los sanitarios y los cuidadores estamos para escribir una enciclopedia.
Cuando llegan las 24h, que todo el mundo tiene sus pastilleos varios para dormir (me sorprende la cantidad de gente que consume este tipo de medicación), infusiones varias, controles glucémicos hechos, sueros repuestos y medicación administrada, te sientas a zampar todo lo que puedes y más. Al menos a mí me entra un hambre atroz, pero hambre de esta de "cochineo"; entonces sacas las papas fritas, el refresco de cola - café según el frío que te dé, las chucherías piconas y te pones en el ordenador a repasar las analíticas que hay pendientes, los cuidados pautados en ese maldito programa que tanto odias manejar etc., las ayunas... Total, que a lo tonto se te hacen las 6:30 y ya empiezas con el corre-corre hasta que a las ocho menos cuarto, aparece tu maravilloso relevo, fresco como una lechuga en unas ocasiones, o con la legaña pegada y café en la mano esperando que le des un cambio de primera.
¡Y por fin las 8! Sales cansada pero relajada, coges el coche, te pones música (la mía suele ser a esas horas Bob Marley) y te vas con viento fresco y una sonrisa pensando en tu cama, tu ducha, el mega- desayuno... y vas tan ricamente por la carretera mientras el resto del mundo se pelea por entrar a la ciudad estresado, porque son las 8 y aún tienen que aparcar... pero ya está, tú con suerte, ya has cumplido por hoy y te toca descansar y librar ¿no es maravilloso trabajar de noche? :)
Y tú ¿eres de los que empiezas la mañana fresco como una lechuga o con la legaña pegada?